Proyecto Monasterio
La Joya del Sur – Un Monasterio en Argentina
Consideraciones antes de convertirse en un monástico
La vida de un monástico no significa un escape de la sociedad. Como laico uno tiene mucha libertad para llevar su propia vida. Cuando uno se siente incómodo, puede llamar a un amigo o encender la televisión. No existen tales escapes para los monásticos, llevan vidas restringidas, pero esta restricción brinda una especie de libertad interior, porque la persona se ve obligada a mirarse a sí misma y transformar su desorden interior. La sabiduría de vivir una vida monástica bien podría llamarse como la sabiduría del no escapar.
Vivir con votos es más poderoso que vivir sin ellos. Pero uno debe examinar cuidadosamente los votos y ver si uno es capaz de mantenerlos apoyado por un Maestro como su guía y es así, como una comunidad monástica funciona para sostener la vida con los votos Pratimoksha.
Cuando la persona se convierte en monástica, debe renunciar a sus propias posesiones, casa, ropa, etc. Cambia tres cosas, el nombre (el nombre monástico que se es dado tiene un significado especial), la ropa (uno ya no debe usar ropa de laico , pero usa los hábitos monásticos en todo momento) y la mente, ya que es lo más importante de cambiar.
Tradicionalmente, las personas que están endeudadas, mental o físicamente enfermas, mayores de 60 años, huyendo de la ley, etc., no son candidatas para la ordenación. Esto se debe a que la vida de un monástico es muy ardua y es necesario para mantener el buen nombre de la comunidad. Las personas que hayan tenido familia (esposa, esposo , hijos), también pueden ser aceptadas.
Convertirse en un monástico no es solo una decisión individual, pero requiere hablar y tener la aceptación de la familia. Se requiere haber estudiado ampliamente el Dharma, ser estable en la práctica, tener una motivación y conducta moral puras, así como la guía de un maestro.
Cuando la persona se une a la comunidad de la Sangha, representa a la comunidad monástica budista y al budismo. Como miembro de la Sangha, la persona debe vivir con otros monásticos y estar dispuesto a comprometer sus deseos por el bienestar del grupo. Como miembro de la Sangha, también se respeta a los monásticos mayores y estar dispuestos a seguir su consejo y entrenarse con ellos en una relación mentor/alumno (siempre y cuando su consejo corresponda al Dharma y que sienta que su entrenamiento y sabiduría son suficientes).
Es recomendable tener ahorros antes de ordenarse y encontrar una comunidad adecuada. Es preferible trabajar dentro del monasterio, así como estar con otros monásticos y obtener la guía necesaria que pueda enseñar sobre la vida monástica y los votos.
La vida monástica no es fácil, ni es mejor que la vida laica. Los problemas y sufrimientos que tenemos en la vida laica nos siguen en la vida monástica, simplemente cambian un poco de forma. Siempre habrá problemas en la vida, problemas de dinero, gente con la que no nos llevamos bien, diferencias culturales. Como monásticos, se nos aconseja desenterrar la raíz de todos nuestros problemas, la codicia, el odio y el engaño, y ser flexibles y de mente abierta con los conflictos y dificultades inevitables que surjan.
Ser monástico nos hace diferentes de otras personas, nuestros votos y forma de vida cambian, al igual que nuestro enfoque y hábitos. Es muy recomendable vivir con personas de ideas afines que mantienen los mismos votos y tengan los mismos valores. El monacato nunca despegará en Occidente si no contamos con comunidades monásticas sólidas y lugares donde los monásticos puedan obtener una formación tradicional esencial.
Habiendo dado una descripción pragmática de la vida monástica, es importante recordar que el corazón de una carrera larga y feliz como monástico es mantener una mente abierta y un corazón abierto para tratar de poner el Dharma en práctica en cada momento de la vida. La vida de un monástico es muy significativa y crea un muy buen y poderoso karma debido al estudio, al servicio, a la meditación y viviendo en los votos practicando la virtud y la confesión. El monástico sigue el estilo de vida que Buda eligió. Un camino simple y directo para realizar la realidad del yo y de la existencia. Buda dijo que la vida monástica, el vivir en votos es la forma más poderosa de practicar para alcanzar la liberación y beneficiar a innumerables seres.